17 jul 2013

QUÉ SUCEDE CON LA LACTANCIA ,CUANDO EL BEBÉ YA NO ESTÁ.



























En muchas ocasiones cuando el bebé nace extremadamente prematuro, pequeño y frágil o con una edad gestacional rozando los límites de la viabilidad, a la madre se le recomienda inhibir la lactancia inmediatamente tras el nacimiento, para evitar cualquier situación que aumente el dolor y el sufrimiento si el pequeño no sobrevive. Por otra parte, cuando el bebé es especialmente débil algunas madres pueden tener miedo de encariñarse demasiado y sufrir un trauma aún más doloroso si su bebé fallece.

Cuando el bebé no sobrevive, a pesar de haber recibido los mejores cuidados posibles, la madre que se extraía leche varias veces al día se encuentra por un lado afrontando el duelo por la muerte de su bebé y por otro con unos pechos que siguen produciendo leche para un pequeño que ya no está.

En estos momentos en muchos hospitales se sigue un protocolo de inhibición farmacológica de la lactancia, sin embargo es posible inhibirla de forma gradual y fisiológica, lo que supone ventajas tanto físicas como emocionales para la madre.

La prolactina, hormona que se relaciona con el bienestar de la madre durante la lactancia y que se encuentra elevada en las fases iniciales de la misma, podría agravar los sentimientos de depresión al inhibirla bruscamente con sustancias químicas.


Algunas madres preguntan si pueden donar su leche. En España se dispone de dos bancos de leche que  solo pueden aceptar leche de las cuidades en las que se encuentren ubicados, Madrid y Palma de Mallorca.

Inhibir la lactancia paulatinamente y sin fármacos es la forma fisiológica y natural de inhibir la lactancia, el proceso puede llegar a durar un mes o más y muchas madres que han inhibido la lactancia de esta manera comunican que aún meses después siguen segregando esporádícamente algunas gotas de leche. Paulatinamente el pecho va produciendo cada vez menos leche hasta que la secreción desaparece por completo.


Hay varias consideraciones a tener en cuenta como el tiempo trascurrido desde el nacimiento y el número de extracciones diarias.

Si una madre realizaba varias extracciones al día, entre un minímo de 5 extracciones cada 24 horas y otras llegan incluso a 10 extracciones por día y por tanto tiene la lactancia establecida y con una producción abundante de leche, el proceso puede llevar algunos días.


La prioridad se centra en evitar la ingurgitación, para lo cual se informaría a la madre de la necesidad de extaer la leche en cuanto comience a sentir el pecho lleno, aunque solo extrayendo una miníma cantidad de leche y utilizando el método que la madre ya estuviera empleando.


Se trata de extraer la cantidad necesaria para que la madre deje de sentir incomodidad y espaciar las extracciones a lo largo de los días o semanas siguientes.


También se aconseja el uso de un sujetador que contenga el pecho sin llegar a oprimirlo y utilizar otros de tallas más pequeñas a medida que el pecho va involucionando poco a poco.
La bromocriptina se usó en el pasado hasta el año 1995, como inhibidor farmacológico de la lactancia materna. Se desaconsejó su uso por los riesgos cardiovasculares asociados  y actualmente no se utiliza para tal fín.

Posteriormente otro fármaco, la cabergolina, se a utilizado ampliamente para inhibir la lactancia, aunque cuando está establecida, su eficacia no es la misma aunque la dosis prescrita suele sufrir ingurgitaciones.

La madre, tras la perdida del bebé, puede que no repare en la necesidad de aliviar la incomodidad y tensión en los pechos hasta que se haya producido una ingurgitación severa y dolorosa.

Es necesario que cuando se prescriba este medicamento para inhibir la lactancia se informe a la mujer de la necesidad de extraerse la leche de sus pechos hasta que disminuya la molestia, sin vaciarlos completamente, es muy importante la alimentación para que la madre pueda ir pasando el duelo sin llegar a la depresión.


  
























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