24 ago 2016

EXPERIENCIAS EN ENFERMERÍA: LA MADRE SABE MÁS





















Una noche de trabajo intenso en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, tenía asignado tres lactantes. Mientras calentaba apresuradamente el biberón de un bebé de 10 semanas, su madre me llamo por teléfono para conocer su estado, A  pesar de la atmósfera hostil, intenté ser agradable y le expliqué  brevemente cómo seguían y le dije que iba a darle biberón.

Al mencionarle la palabra biberón me dijo muy enfadada que su hijo estaba bien alimentado con el pecho y "que no lo alimentara con biberón". Añadió "estoy cansada de enfrentarme con personas, especialmente enfermeras, que siempre piensan que saben más".

Desconcertada y ofendida, pensé: no tengo que soportar esto, especialmente está noche. Pero respondí de forma tranquila diciendo "no le daré el biberón a su bebé y pregunté ¿Cuándo vendrá usted aquí a hacerlo?. "Tan pronto como pueda, estoy de camino, contestó bruscamente".

Después de colgar, lo comenté con mis colegas. Estuvimos de acuerdo que debe ser "una de esas madres". Todas sabemos de qué tipo. Obviamente, no debería darse cuenta de lo estresante que es trabajar en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, ni cómo nuestras experiencia nos hace realmente expertas en el cuidado de su bebé.

Pasé una hora intentando calmar al bebé que lloraba de hambre, sin darle el biberón. Cuando por fín llegó la madre, parecía enfadada y estaba a la defensiva. Bien, pensé, vea usted misma qué difícil es calmar a un bebé que ha estado llorando durante una hora.

La ayudé a prepararla a ella y al bebé para que le diera el pecho y me alegró dejarlos solos. Un poco más tarde, la interrumpí para preguntarle si necesitaba algo. "No" contestó. Pero la forma en que me lo dijo me hizo titubear. Volví y le dije; "Este ofrecimiento se lo hace una persona que quiere hablar". "Me miró y empezó a llorar".

Nos comenta que había ido a ver a todos los especialistas en fertilidad, que conocía. Todos le habían dado el mismo veredicto: no tendría nunca hijos. Después un día descubrió que estaba embarazada. Ella y su marido se alegraron.

Pero el parto no fue viento en popa. Tuvo un parto prematuro y fue necesario realizarle una cesárea de urgencia. El bebé fue llevado a la unidad de cuidados intensivos neonatales y le conectaron un respirador y estuvo aislado.

Durante toda la estancia en el hospital le decían a la madre cuándo podía ver a su hijo, cuánto tiempo podía estar con él y cuándo podía tocarlo. Todos le decían que estas limitaciones eran buenas para el bebé. Después de una semanas en el hospital, el bebé mejoró hasta el punto que pudo irse a casa de alta.

De su decisión aprendí un poco. En la Escuela de Enfermería había aprendido a considerar la situación personal y particular de cada paciente. ¡ Con qué rapidez se había esfumado este sentimiento empático al convertirme en una enfermera técnicamente competente de la UCIP!. Ahora evito poner etiquetas a los pacientes o a sus familiares y me acuerdo de que la verdadera persona "experta" en los cuidados de un paciente no siempre es la enfermera.










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