El dormitorio de personas mayores y discapacitadas, tiene que ser un lugar tan especial e íntimo, no tiene por qué
dejar de ser bonito, cómodo y seguro, cuando surgen nuevas necesidades de cuidado,
al hacerse mayor o ir experimentando cómo en tu vida cotidiana van
apareciendo limitaciones y dificultades, a la hora de moverse, bien sea
por causa de una enfermedad o de la evolución de cualquier tipo de
discapacidad.
Con estas sencillas recomendaciones, verás cómo puedes disfrutar de
un dormitorio adaptado a ti, tanto en tu casa como en un centro
especializado. Cambiar y modificar tus muebles, distribuir el espacio de lahabitación a tu convenienciay de forma adecuada, poner en práctica unos trucos que tefaciliten el acceso a lo que utilizasy a esos puntos que te resultan estratégicos, para tu autonomía y comodidad, seguro que solucionarán cualquiera de tus dificultades y harán de él un lugar muy agradable y a tu medida, sin tener que renunciar a las cosas que más te gustan, como su decoración.
El envejecimiento de la población
de los países desarrollados, debido al aumento de la esperanza de vida y disminución de la natalidad hace que aumente la incidencia de patologías
derivadas del envejecimiento,como la enfermedad de Alzheimer, patología degenerativa,
de lenta evolución y sin cura, cuya
asistencia necesita de diversos profesionales, entre los cuales, el Profesional
de Enfermería tiene un peso específico desde la Atención Primaria ,
Especializada y las personas que se dedican al Cuidado de estos enfermos .
Dada la dependencia originada por
el Alzheimer, la atención global implica la asistencia no sólo del afectado,
sino también de sus familiares y sobre todo de su cuidador principal. El
Profesional de Enfermería realizará la práctica asistencial hacia el binomio
enfermo – familiar, de acuerdo a las características personales de los mismos y
a la fase evolutiva de la enfermedad de Alzheimer (Fase inicial, fase moderada,
fase severa y fase terminal).
Cuando una persona envejece, por
lo general le gusta estar en su casa y rodeado de sus cosas, sus recuerdos y
sus costumbres. Cosas inmateriales, las cuales cuesta mucho deshacerse de ellas
por el valor sentimental para la persona.
Por eso, a nuestros mayores les
agrada la idea de envejecer en su hogar y disfrutar cómodamente de su rutina,
la rutina de toda una vida vivida.
Para valorar las capacidades y
cualidades que posee dicho cuidador, se tienen en cuenta los siguientes puntos:
-Formación que ha recibido para
tratar con mayores.
-Que le guste trabajar con
personas mayores.
-Respeto a su intimidad y sus
costumbres.
-Intuición para detectar y
alertar de cualquier problema.
-Atento a sus reacciones,
opiniones y gustos.
-Facilidad de comunicación.
-Agilidad y destreza para atender
a personas con problemas de movilidad.
-Simpatía.
-Que sea estimulante.
En la sociedad actual española y
tomando como referencia Madrid, la capital del país, según unos datos
obtenidos, las estadísticas indican que sobre todo, la mujer tradicionalmente
en España, siempre se ha encargado de atender y cuidar a sus mayores. Pero la
incorporación de la mujer al mundo laboral y el aumento de los recursos
disponibles en la rama de ayuda a domicilio cada vez más en auge tanto públicos,
como privados, origina la posibilidad de contar con un cuidador que cubra las
necesidades y actividades diarias de la persona mayor.
Las tareas del cuidador puede
abarcar desde una tarea rutinaria de poco tiempo al día, a todas las tareas que
realiza una persona a lo largo de su día, como llevar a cabo las actividades de
la casa (cocinar, lavar, limpiar, planchar, etc.), acompañar a salidas fuera
del domicilio (por ejemplo, acompañar al médico), ayudar a los desplazamiento
dentro del propio domicilio (por ejemplo, ir al baño), ayudar a los cuidados de
la higiene personal, ayudar a administrar los bienes y el dinero, supervisar la
toma de medicamentos, cubrir tareas básicas de enfermería o resolver
situaciones en las que se pueda encontrar la persona mayor en un momento dado
(por ejemplo, algún desmayo o cuando se encuentre agitado).
Por todo ello, es muy importante
que la familia antes de contratar a la persona cuidadora, supervise su trabajo
y exigirle el cumplimiento de sus funciones. También debe evitar contratar a
personas que se ofrezcan en anuncios de la calle o en centros públicos que no
tengan suficiente formación.
Asegúrate de que tus mayores
tengan un envejecimiento feliz y armonioso, en manos de auténticos
profesionales.
El término cuidado ha estado presente en el campo de la
enfermería desde sus inicios; Florencia Nightingale hace mención de él,
utilizándolo para representar la ayuda que se prestaba a las personas para
vivir o sobrevivir en sus ambientes físicos o naturales en relación con la
limpieza, el aire no contaminado, el reposo, la buena alimentación y el
ejercicio (Meleis, 1985).
Según Colliere (1996) “cuidar es ante todo, un acto de vida,
en el sentido de que cuidar representa una infinita variedad de actividades
dirigidas a conservar la vida y permitir que ésta continúe y se reproduzca”.
El cuidado que se ofrece no es homogéneo, depende de las
condiciones de los sujetos, de los recursos con que cuentan y de los
conocimientos que poseen para que la enfermera determine el tipo y
características de los cuidados. Se diferencian de acuerdo con las funciones de la vida.
• Care: cuidados de costumbre y habituales, relacionados con
las funciones de conservación, de continuidad de la vida, representan todos los
cuidados permanentes y cotidianos que tienen como única función mantener la
vida, reaprovisionándola de energía, en forma de alimentos o de agua, calor,
luz o naturaleza afectiva o psicosocial.
• Cure: cuidados de curación, relacionados con la necesidad
de curar todo aquello que interfiere con la vida, eliminar los obstáculos, limitar
la enfermedad, asistir en la estabilización de los procesos degenerativos, viendo
a la persona como un ente integrado, con un estilo de vida propio determinado
por su grupo, su cultura y su entorno (Colliere,1996).
Es importante enfatizar que estos dos tipos de cuidados deben
mantener un equilibrio permanente en la práctica, ya que cuando prevalecen los
cuidados de cure (curación), se van aniquilando progresivamente los cuidados de
care y con ello la motivación de la persona, todo aquello que la hace ser y
querer reaccionar, ya que se agotan sus fuentes de energía vital necesaria,
pues se descuida también su afectividad, espiritualidad.